viernes, 18 de septiembre de 2015

Alimenta tus Sentidos II: Zanahoria


En la primera edición de "Alimenta tus Sentidos" sobre los arándanos azules pudimos aprender un poco sobre los β-carotenos y su participación en el proceso visual. Hoy ahondaremos un poco más de la mano de una pelirroja raíz napiforme sobre la vitamina A.

Como ya sabes, la pro-vitamina que da lugar a la vitamina A es el betacaroteno. Los carotenos reciben su nombre por la zanahoria (Daucus carota) y son los causantes del característico color anaranjado de esta raíz. La Vitamina A es importante para el proceso visual por sus tres vitameros: el retinal, el ácido retinoico y el retinol.

La zanahoria es amiga de cualquier optometrista ya que es el alimento "con más vista" que existe. 

No sólo es fuente de provitamina A, sino que también lo es de la vitamina E y B; así como de otros oligoelementos como el fósforo, el magnesio, el yodo y el calcio. Además es productora de la melalina, ese pigmento presente en nuestra piel, retina e iris y que nos protege frente a la radiación ultravioleta A y B, además de procurarnos coloración. 

Es decir, la zanahoria nos proporciona las moléculas que participan en metabolismo de visión de los conos y bastones. Su carencia suele hacerse presente a través de un signo inicial, la ceguera nocturna, debido a la menor presencia de rodopsina en los bastones. El sujeto afectado por la carencia de vitamina A se encontrará torpe en ambientes de penumbra, dificultando el reconocimiento de personas cercanas en habitaciones pobremente iluminadas. La vitamina A es conocida también como vitamina antixeroftálmica, este apodo se debe a que la carencia de la misma da lugar a la xeroftalmia. Ésta se caracteriza por la sequedad de la conjuntiva que progresivamente avanza hasta afectar a la córnea, engrosándola y disminuyendo la AV del enfermo; a continuación creará daños degenerativos a nivel retiniano y úlceras a nivel corneal. La xeroftalmia también afectará a otros órganos internos según avanza su progreso.

Por otro lado, la vitamina A participa en el mantenimiento de los epitelios y participa en la especialización de las células madres en glóbulos rojos (eritrocitos), facilitando también el metabolismo normal del hierro. Interviene también en la expresión de los genes y colabora activamente con el sistema inmunitario contra las infecciones. Además participa en la producción de la melanina, lo que nos asegurará tener este pigmento en nuestra piel, retina e iris; de manera que estaremos mejor protegidos contra la radiación del sol.

La ingesta de esta vitamina debe de ser procedente de los alimentos, ya que algunos de los últimos estudios apuntan a que la toma procedente de complejos vitamínicos o suplementos pueden metabolizarse de manera diferente, pudiendo causar algunos perjuicios para la salud. De manera que, procura que tu ingesta de vitaminas provenga de la naturaleza y no de un comprimido. Existen muchos otros alimentos que la contienen y los iremos conociendo poco a poco en el blog.

La zanahoria es un tentempié excelente para llevarlo en la mochila a donde quiera que vayas.

Al contrario de lo que ocurre con algunas frutas, la zanahoria fresca no sufrirá magulladuras si sufre algún golpe en nuestro bolso. Tampoco necesitamos pelarla ni tener a mano un pañuelo, ya que no liberará zumo de su interior fácilmente.
Esta hortaliza de bajo valor calórico es bianual, por lo que podremos encontrarla fresca fácilmente en cualquier frutería o mercado. Cuanto más fresca sea más crujiente será, por lo que también ayudará a la salud de nuestros dientes.


Si quieres conocer algo más sobre la carencia de la vitamina A te recomiendo la lectura de este capítulo procedente del artículo  "Nutrición humana en el mundo en desarrollo" de Michael C. Latham publicado por la FAO en 2002. (Aquí podrás encontrar la publicación al completo y acceso al pdf).

Para saber más sobre la vitamina A te recomiendo el artículo sobre la misma que la NIH (National Institute of Health) ofrece en su web y este otro artículo de la Universidad de Oregón. 

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