domingo, 12 de julio de 2015

Pericondritis: El riesgo del piercing en el cartílago

Los piercings existen desde la antigüedad, nos permiten modificar nuestra apariencia y tienen diferente significado según cada cultura. En nuestra sociedad actual, la práctica de la perforación en el cuerpo tiene un propósito decorativo y se ha incrementado en los últimos años, especialmente las penetraciones en el cartílago auricular. 
 
Todo piercing implica un trauma, ya que rompe la barrera de la piel y, en función del lugar de la perforación, atravesará otros tejidos exponiéndolos a la infección.

En esta entrada nos centraremos en los piercings en la oreja. Son muchos los tipos de piercings que pueden realizarse en esta parte del cuerpo. Algunos de los más conocidos son de lóbulo, de hélix o de trago. Estos dos últimos se realizan en la parte superior del pabellón auditivo y si se tratan de dos perforaciones que comparten una misma barra suelen conocerse como piercings industriales. 

Esquema sobre los tipos de piercings sobre el pabellón auditivo
Un piercing de cartílago atravesará diferentes capas de tejido. Penetrará en primer lugar la piel, epitelio estratificado donde puede diferenciarse la epidermis, la dermis (tejido conjuntivo) y la hipodermis (tejido adiposo). A continuación atravesará el pericondrio que rodea al ligamento auricular anterior, que une la raíz del hélix con la mastoides y actúa como esqueleto cartilaginoso, hasta atravesarlo en su totalidad y perforar de nuevo la piel del dorso de la oreja. En el tejido cartilaginoso encontraremos células (condrocitos y condroblastos), fibras de colageno, elastina y reticulina, además de sustancia fundamental. La inervación de esta área provendrá de las ramas del nervio Trigémino (V par craneal), ya que se encarga de la parte más anterosuperior del pabellón. Por otro lado, la vascularización provendrá de las arterias Auriculares Temporales superior e inferior (ambas procedentes de la carótida externa), donde destacaremos las arterias perforantes.  El cartílago auricular presenta un flujo sanguíneo reducido, si se compara con el lóbulo auricular, por lo que será más propenso a infecciones de mayor importancia.

Los piercings de hélix y de trago pueden presentar complicaciones más graves que las perforaciones en el lóbulo, ya que implican exponer el cartílago.

Las perforaciones en el cartílago, al atravesar el cartílago y romper la barrera de protección que nos proporciona la piel, comprometen la salud del tejido al convertirse en paso de libre tránsito de bacterias. Una de las infecciones más típicas relacionadas con estos piercings es la Pericondritis. Esta infección afecta a la capa que recubre al cartílago auricular, conocida como pericondrio.Los gérmenes implicados son bacterias,  principalmente la Pseudomona Aeruginosa. Para que las bacterias alcancen el pericondrio, ha de existir un antecedente traumático como podría ser una contusión, abordajes quirúrgicos, otohematomas o perforaciones, como sería nuestro caso. 

Caso Clínico: Piercing de hélix infectado.
Las infecciones transcartilaginosas auriculares que precederán a la pericondritis suelen progresar de manera rápida, aunque suelen aparecer varios días o semanas después de la realizacn de la perforación. Entre los signos más característicos pueden destacarse la inflamación y edema. El pabellón, en su parte superior, ya que el lóbulo no se verá afectado por esta patología por carecer de esqueleto cartilaginoso, se observará engrosado, enrojecido, caliente al tacto y presentará dolor pulsátil que se incrementará en el tiempo. Se acompaña a menudo por fiebre y acúmulos purulentos en la interfase piel-cartílago, pudiendo dar lugar a zonas de necrosis si el cartílago pierde aporte nutricional, que darán lugar a la deformación llamada "oreja de coliflor". Para tratar esta patología serán necesarios antibióticos y drenaje de la secreción, en casos extremos se podría requerir la extirpación del tejido. 

La infección del tejido cartilaginoso puede conducirse rápidamente a situaciones graves como la pericondritis. Por ello, si estás pensando en realizarte una perforación en la oreja, permíteme aconsejarte que lo hagas en el lóbulo, pero si tu deseo de realizarlo sobre el cartílago persiste, asegúrate de que te lo realiza un profesional, que toma las medidas higiénicas adecuadas sobre los instrumentos. Deberá informarte de las diferentes maneras de realizar la perforación (aguja hueca, cánula, pistola, fórceps, etc.) y explicarte la manera correcta de cuidar de la herida, así como la frecuencia de las curas.

Los plazos en los que la perforación puede considerarse curada rondarán los 12 meses, aunque es posible poder cambiar el pendiente al transcurrir apenas 1-2 meses si se ha mimado adecuadamente. De manera que te recomiendo que las perforaciones se realicen en invierno, ya que es poco aconsejable bañarse en piscinas o en el mar cuando el piercing ha sido practicado recientemente. El cloro del agua de las piscinas o la sal del mar no es sinónimo de ausencia bacteriana.

Cuida de tus piercings para lucir unas orejas sanas. Instrumentos esterilizados, higiene y respectar los tiempos de curación serán clave para no tener incidencias.

Una vez tengas tu piercing sano y cicatrizado, asegúrate de que utilizas materiales adecuados. Los piercings que contengan níquel pueden causar reacciones de hipersensibilidad, lo cual puede ser un problema, ya que se encuentra presente en muchas aleaciones metálicas. El titanio presenta muy bajos índices de incidencia, por lo que el acero inoxidable quirúrgico es un material muy recomendable. El paladio o el platino es también una buena alternativa hipoalergénica y aunque el oro en sí es un material no alérgico, es mejor que dejemos de lado los piercings con oro en su composición (al menos durante el primer año de vida del piercing), ya que este dorado elemento será mezclado con otros en aleación de los cuales normalmente se desconoce su composición y quienes sí pueden ser alérgenos.

Si te interesa especialmente este tema, te aconsejo la lectura del caso clínico propuesto en la Revisa de Sanidad Militar de México en 2007, realizado por el equipo del Hospital Central Militar de la Ciudad de México con el título: Pericondritis auricular y deformidad de "oreja de coliflor" secundaria a artículos de uso militar. Reporte de un caso.
También te recomiendo la lectura del artículo de la Revista Científica de la Sociedad Española de Enfermería de Urgencia y Emergencia sobre la infección de piercings: "Se me ha infectado el piercing ¿Qué hago?"
 

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